Dumit Monumental

Durante la noche del viernes se vivió un emotivo encuentro en el Ingenio de las Artes (Ex – Ingenio Lastenia) donde se inauguró la muestra DUMIT MONUMENTAL, la puesta en valor de las obras de un inmenso artista tucumano. En una velada con música en vivo, danza y camaradería, quedó inaugurada la sala que a partir de ahora lleva su nombre.

El texto de sala, la curadora de la muestra, la Dra. Silvia Leonor Agüero, dejó plasmada en estas palabras un acercamiento a la figura de un artista infinito, profundo y necesario.

“El tucumano Ernesto Dumit (1938- 2007) fue uno de los artistas más importantes que dio nuestra escena cultural en los fecundos años que comprenden las décadas del ’60. 70 y ’80, al participar del proceso de transformación del campo artístico regional con una producción que abarcó el dibujo, el grabado, la pintura, la escultura, la muralística, la escenografía y el diseño de vestuario para obras teatrales.

Esta muestra tiene como objetivo difundir mayormente obras consideradas monumentales por su escala, pero también por su impacto en el panorama local al romper con la tradición naturalista.

Si bien su primer acercamiento al arte lo inicia en Dean Funes a la edad de trece años con un maestro que fuera alumno de Fernando Fader, fue en el entonces Departamento de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán donde comenzó sus estudios sistemáticos. En ese ambiente se vincula con los grandes maestros del arte argentino, como Lino E. Spilimbergo, Pompeyo Audivert, Ramón, Gómez Cornet, Timoteo Navarro. Años más tardes, una beca de estudios lo llevó a la Escuela de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova donde estudió con Adolfo de Ferrari y otros importantes referentes de las artes visuales del país como los artistas del Grupo Litoral.

Animado por la experiencia recogida, Dumit proyecta con un particular temperamento su carrera artística. Asimila y elabora de modo gradual las corrientes europeas; informalismo, cubismo, surrealismo, expresionismo, que dan lugar al surgimiento de su propio lenguaje expresivo, original para el medio. Nacen obras abstractas caracterizadas por la descomposición de las formas, la libertad en el uso del color y. una voluntad hacia las grandes dimensiones. Transcurre la década de los ’60 y Dumit se constituye en miembro activo de la escena artística tucumana que lo reconoce con numerosos premios y distinciones.

El espacio intelectual abierto por el surrealismo incidió en una nueva etapa de su obra. Siente la certeza de que la creatividad personal, surgida de lo pulsional reprimido y lo inconsciente, puede ser un arma contra la opresión. A la vez, el acercamiento al campo teatral tucumano y al grupo independiente Nuestro Teatro, un ambiente altamente politizado, permite el despliegue de toda su vena creativa. Su importante producción como escenógrafo y vestuarista en numerosas obras de teatro lo llevan a nuevas exploraciones del espacio plástico que se manifiestan en sus murales tanto pictóricos como escultóricos.

Enormemente enriquecido por las experiencias teatrales y la muralística escultórica, hacia los años 70 retoma el discurso plástico figurativo, pero ahora totalmente ajeno la representación en los términos de una construcción lógica de la imagen. Crea un estilo muy personal de extrema expresividad e inspiración subjetiva que perdurará hasta sus últimas producciones.

La muier ocupará para siempre el lugar de la interioridad humana, del dolor. del deseo y del erotismo como fuerza subversiva, una fuerza inseparable de las circunstancias políticas y sociales de los turbulentos años que le tocó, vivir. A la manera de Bertolt Brecht en el teatro, Dumit recurre la repetición de las imágenes y también a la distancia respecto del sujeto que contempla la escena para posibilitar una reflexión sobre el mensaje subyacente.

El artista despliega en el espacio plástico, lecturas de la condición humana donde el rol central lo ocupa el cuerpo femenino que nos ofrece grandes relatos sobre la vida y la muerte, así su obra se transforma en un territorio de rebeldías. Esos cuerpos desmembrados -alegados modernos a la autonomía de las formas- crean situaciones emocionales extremas, deseo y repulsión de la sexualidad, conflictos insalvables, relaciones imposibles, desencuentros dramáticos, enmascaramientos todos que encubren lo cotidiano, para ofrecernos una aguda reflexión sobre la violencia de la vida y la muerte.

Su pintura, valorada por la crítica argentina como símbolos que remitían a la realidad contemporánea fue merecedora en año 1981, del Gran Premio de Honor en el XXIII Salón Nacional de Tucumán por su obra Encrucijada.

Protagonista de las ultimas expresiones de la vanguardia junto a otros artistas de las décadas de los ’60 a los ’80, Ernesto Dumit, testigo lucido de su época, nos ofrece una obra que se constituye en el categórico manifiesto de un tiempo que atravesó una verdadera encrucijada, la tensión entre, la efervescencia cultural y artistica y la violencia política e institucional que vivió nuestro país”.


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