Carlota Beltrame es artista, Licenciada y Doctora en Artes, y docente de la Facultad de Artes. En estos días, estuvo en Buenos aires para recibir el diploma al mérito entregado por la Fundación Konex. Además, su obra fue expuesta junto a la colección del Museo de la Universidad Tres de Febrero (MUNTREF) que cumple 20 años.
Los premios Konex son considerados uno de los galardones más prestigiosos del país. Fueron instituidos desde 1980 y buscan reconocer a las personalidades e instituciones más importantes. Cada año la Fundación premia una disciplina diferente del quehacer nacional, considerando períodos de diez años. Esta vez la Fundación Konex distinguió a las cien personalidades de las Artes Visuales que tuvieron más relevancia entre 2012 y 2022. Entre ellos, se premió a tres artistas de la Facultad de Artes de la UNT quienes serán acreedores de los diplomas al mérito: Carlota Beltrame en la categoría Objeto; Gabriel Chaile en la categoría Artes del fuego y Lulú Lobo en la categoría Grabado.
La profesora Beltrame viajó a Buenos Aires a recibir el premio y desde allí habló con la Facultad de Artes:
¿Qué significa para usted recibir este premio?
Es un premio honorífico, un reconocimiento que sólo apunta a ampliar el prestigio de una persona. Yo lo agradezco mucho, pero además destaco que es de las primeras veces que empiezan a aparecer los nombres de las provincias. Eso es muy importante porque se puede observar una vocación más federal y la voluntad de salir de la escena hegemónica de Buenos Aires.
¿Qué opina sobre el rubro en el que fue distinguida? ¿Se podría contar toda su obra en ese modo de producción?
El rubro escultura-objeto está vinculado a las manifestaciones híbridas del arte contemporáneo. De algún modo inicia cuando Duchamp toma objetos que preexisten y cuya carga simbólica y semántica se modifica al incorporarlos dentro del mundo del arte, de modo que esos objetos puedan ser leídos desde una perspectiva poética y no sólo funcional. A partir de allí, el concepto de escultura se fue transformando y atravesó por muchas fases surgiendo finalmente en un tipo híbrido del lenguaje visual que se llama escultura-objeto. Sin embargo, a mí me sorprende que me ubiquen es esta categoría, aunque asumo que produzco una obra que apunta en muchas direcciones pues cuando alguien va a una muestra mía, ve textiles, piezas de vidrio, esculturas en piedra o sal. Entiendo que me han puesto en el rubro escultura-objeto por esa facilidad con que me expreso con tantos tipos de soportes, pero a mí esos rótulos no me importan. Será necesario hacerlo con el fin de poner un orden lógico a la hora de definir una “categoría” pero a l@s artistas no nos importa mucho esos rótulos.
En general ¿cómo ve la producción contemporánea argentina?
Lo que veo es que ya no está dominada por la escena hegemónica que concretamente era la de Buenos Aires. Esa apertura es muy valiosa porque permite que las diferentes regiones de nuestro país incorporen sus propias poéticas pautadas por sus condiciones socio-económicas, sus historias, sus paisajes… Antes eso no se veía, en parte también por la propia inmadurez de las escenas de las provincias que sin embargo, en los últimos veinte o treinta años lograron desarrollarse en términos de arte contemporáneo debido al incentivo de políticas privadas y estatales que invirtieron en programas de formación, producción, residencias de artistas, encuentros de discusión y análisis etc.
Este año MUNTREF cumple veinte años. Una de las artistas destacadas de la colección es Carlota Beltrame. ¿Qué significa este reconocimiento?
Por iniciativa de Aníbal Jozami, rector de la Universidad Tres de Febrero (UNTREF) y un gran coleccionista de Artes, se creó el Muntref en el viejo Hotel de Inmigrantes, que estaba semi abandonado. Actualmente en ese espacio hay dos museos: uno es el Museo del Inmigrante -manteniendo la identidad original del lugar- y el otro es un espacio para el arte contemporáneo que creo que existe desde 2002. Con un enorme capital social más un gran equipo de trabajo liderado por Diana Wechsler, en 2016 Jozami creó Bienal Sur. Se trata de una plataforma transversal que genera exposiciones, encuentros y debates en todo el mundo pero sobre todo en países de la periferia en América Latina, Asia y África. Circulan allí artistas de talla internacional y van a trabajar también en espacios no convencionales, no sólo en grandes museos sino también en plazas, fachadas de edificios, embajadas, barrios vulnerables etc. Eso fue generando una colección fantástica.
¿Qué se puede ver en esta colección Muntref capítulo I?
Tengo que decir que las piezas que están expuestas me las pidieron pero no forman parte de la colección. Y yo accedí muy feliz, pero no pertenezco a la colección…. lo tomo como un mimo que me hacen. Es una muestra muy conceptual y el espacio ayuda muchísimo pues las paredes están cubiertos de azulejos blancos y, a pesar de que algunas salas fueron acondicionadas para exposiciones, conservan ese clima un poco frío y melancólico de todo el edificio que tiene que ver con parte de la historia de much@s de l@s argentinos, que es la inmigración. Sin ir más lejos, esta muestra llamada Presente continuo tiene que ver con las historias durísimas que hay por detrás de las migraciones que son las dictaduras, el desarraigo, la soledad, etc.
¿Cuál es la importancia de estos espacios e iniciativas?
La importancia de estos espacios es radical, muy grande, pero por detrás de proyectos como estos tiene que haber decisiones políticas que los habiliten. Lamentablemente, en el medio de donde yo provengo esas decisiones no existen. De hecho tenemos edificios que fueron destinados para museos pero aún teniendo una gran potencialidad, funcionan a media máquina porque los cargos no se hallan cubiertos por personas realmente idóneas. Sin ir más lejos, Tucumán tiene un posgrado en Museología pero la propia universidad no convoca, no absorbe a sus egresad@s. Así, estamos generando especialistas en museología que no encuentran trabajo en los espacios y en los proyectos de su propia provincia, de su propia ciudad. Eso me resulta inaudito. Tenemos teóric@s destacad@, gestor@s culturales, artistas de gran talento y espacios que piden a gritos ser resignificados pero no se puede consolidar un proyecto de valor que legitime y visibilice nuestra escena artística porque falta la decisión política de hacerlo.
¿Cuál es el lugar que ocupan los y las artistas de Tucumán en el campo artístico nacional?
Ésta es la respuesta del orgullo. En el caso de Tucumán tenemos una institución que forma artistas que es muy importante y muy valiosa y que ha sido y es la Facultad de Artes. Eso es indiscutible. A pesar de las crisis que atravesó y atraviesa esta institución, siempre fue capaz de producir cohortes de jóvenes artistas que se han destacado a nivel nacional e internacional y que colocan a Tucumán en una situación de valor que sorprende fuera de nuestra provincia. Ese diagnóstico es cada vez más evidente entonces siempre tengo la esperanza de que, en la medida en que brillan más y más los artistas locales formad@s en la UNT, ésta tome con más seriedad y amor a la Facultad de Artes, la valore y, por ejemplo, le destine más presupuesto en puntos para concursos docentes, en infraestructura edilicia etc. Se lo merece.
¿En qué es fuerte la escena artística tucumana?
Así como es débil en los espacios para la exhibición, como decía, es increíblemente sólida en la calidad de sus artistas quienes, año a año destacan en las convocatorias de becas, residencias y por supuesto subsidios a la producción de obra. En este sentido, nuestra escena brilla, y lo viene haciendo desde la creación del Instituto Superior de Artes en 1948. Actualmente, Tucumán cumple un rol muy importante porque no sólo produce grandes artistas sino que está produciendo jóvenes investigadores que también están destacando. Tucumán es una escena muy mirada.
Aprovechando este espacio, ¿qué mensaje le gustaría dejar para las y los estudiantes de Artes Visuales particularmente pero de la Facultad de Artes en general?
Tanto en el caso de que se deseen dedicarse a la producción de obras de arte como en el caso de que quieran dedicarse a la investigación, es importante tener claro que somos hij@s de nuestro tiempo. Eso quiere decir que no podemos construir metáforas como las de los grandes artistas del Renacimiento por ejemplo, porque ese momento histórico ha pasado y ya no nos pertenece. Así como deberíamos ser capaces de construir sentido en nuestro lugar de pertenencia, debemos ser capaces de crear nuestras propias metáforas que den cuenta del tiempo en el que estamos viviendo. Ese es el mensaje que quiero dar.
Carlota Beltrame es artista, Licenciada y Doctora en Artes, y docente de la Facultad de Artes
